Código del montañero
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En el año 1964 en la ciudad de Munich, el Club Alpino Alemán presentó a la Asamblea General de la U.I.A.A. (Unión Internacional de Asociaciones de Alpinismo) este código compuesto por una serie de consejos y prácticas éticas. Después de haberlo estudiado, en la Asamblea General de 1965, en la ciudad de Ginebra (Suiza) la U.I.A.A. acepta internacionalmente este ... |
1) Ser más que parecer
Hacer montaña significa vencer dificultades. Es
educativo, aumenta la confianza en sí mismo, pero no debe conducir a un
sentimiento de superioridad.
2) Ver, observar, aprender
Toda verdadera comprensión es consecuencia de la
forma de ver y de captar. Esto requiere interés, esfuerzo y experiencia. El que
mira a su alrededor sin tomar conciencia de lo que lo rodea, no hace más que
descubrir superficialmente las cosas más esenciales; comprende poco y aprende
también poco.
3) Prepararse
El éxito de una prueba de montaña depende de la
preparación. Las condiciones previas son: la habilidad técnica, el
entrenamiento, el buen estado físico y la aclimatación, así como un buen
equipo adecuado.
4) Hacer lo que somos capaces
Esto implica dos cosas:
1.- No limitarnos, sino ir hasta el máximo de nuestras
posibilidades.
2.- No exagerar. "La capacidad es la medida de lo que nos está
permitido", es decir, que si las condiciones físicas
y psicológicas son malas, si la forma física en ese día no es satisfactoria,
hay que quedarse abajo.
5) Economizar medios artificiales
Toda vía de escalada sembrada de seguros, está
desvalorizada y, por ello, las vías deben conservarse o volver a adquirir lo más
posible su estado primitivo.
6) Tener el valor de renunciar
Ciertas catástrofes se han producido porque la
decisión de retroceder se ha tomado demasiado tarde. Una retirada a tiempo
implica la posibilidad de poder regresar y de un éxito final.
7) Socorrer
Todo montañista debe estar siempre dispuesto y ser
capaz de socorrer en forma eficaz. Un curso de salvamento o por lo menos de
primeros auxilios, es una de las exigencias inexcusables de todo montañés
activo.
8) Cuidar los refugios
Todo montañés sabe por propia experiencia lo
importante que es un refugio en buenas condiciones y lo desagradable que puede
llegar a ser si el refugio está sucio o mal cuidado. Cuanto más contribuyamos
al mantenimiento y limpieza de los refugios, más a gusto nos sentiremos en la
montaña.
9) Proteger la naturaleza
Nos incumbe una seria responsabilidad en la protección
de la naturaleza. El paisaje de montaña es una de las raras áreas donde la
naturaleza se encuentra en estado primitivo. Además de la protección de
animales y plantas, es preciso que nos preocupemos también por el estado de las
cumbres y de las rutas que no deben convertirse en depósitos donde uno se
desprende de latas, botellas, papeles y otros desperdicios. Quien hace esto, se
extiende a sí mismo un certificado deplorable de ignorancia.
10) Ser tolerante
En la montaña somos ante todo humanos, y no
miembros de una raza, nacionalidad, pueblo, religión, partido, profesión o
cualquier otro tipo de agrupación. Lo que distingue a los montañistas unos de
otros no es tanto su calidad como su individualidad. Unos consagran todas sus
horas libres a hacer montaña; otros acceden a ella ocasionalmente. Unos
prefieren la roca, otros el hielo. Pero todos pueden ser montañistas, y ninguno
es más que el otro. La "libertad de las montañas" reside
precisamente en el hecho de que cada uno puede buscar en ellas el placer a su
manera.